5.6.11

Una lujuria callada por la vida y por todas las cosas de la vida

¿Qué decir?
Resulta que Fede me trajo flores, las puse en un frasquito, sobre la mesa.
Hoy me desperté y como a la hora noté que el frasco estaba tirado y no tenía agua, pero la mesa no estaba mojada.
El agua había ido toda directamente hacia un sobre de tela roja y dorada, estampado oriental, que había dejado sobre la mesa la noche anterior. Tenía unos pesos mexicanos y unos 20 dólares. El sobre absorbió el agua y se destiñó y los dólares quedaron rojos, todos manchados (dólares manchados con sangre, interpreten eso, ja-ja). Los pesos mexicanos, en cambio, que son de colores hermosos y tienen personajes geniales -como Frida, Rivera, Sor Juana, Benito Juárez- ni se estropearon. Son de un papel muy interesante al tacto, como plastificados.
En la mesa, que es verde esmeralda, quedó un rectángulo rojo también. Calculo que tendré que lijarla y volver a pintarla. Linda tarea para alguna tarde de invierno.
Puse los billetes a secar, espero que me los acepten en algún lado. Son billetes, con otro color nada más. Se alimentaron del agua como una planta. Me pareció fantástico eso, pensar que mientras yo dormía el gato tiraba el frasco y las flores quedaban acostadas e imaginar el camino del agua como un río chiquito hasta el sobre, que tomó todo y se hinchó, y el agua quedó ahí, y en la madera ni rastros. Es como los dibujitos en los que el zapatero se iba a dormir y los duendes hacían su trabajo. Uno duerme y pasan miles de cosas, ni que hablar en el mundo, en la propia casa. Interesante, ¿no es cierto?

El Chapa me prestó Una realidad aparte, de Carlos Castaneda, hace meses. Lo guardé y lo llevé a México. Es la segunda parte de la trilogía que empieza con Las enseñanzas de Don Juan (ése lo había leído hace años). Me rompió la cabeza, así que en Oaxaca compré Viaje a Ixtlán, para terminar el trío. Son alucinantes, preciosos, y están llenos de sabiduría sobre todo eso que pasa mientras dormimos y los dólares se toman el agua del florero. Más genial aun, están llenos de sabiduría sobre todo eso que pasa mientras estamos despiertos, inmersos en este sistema tan estúpido.

También en Oaxaca, le saqué una foto a esta pared:


Yo no soy los libros que he leído, pero creo que sí soy los libros que me han gustado. Por suerte suman muchísimos. Ahora se agrega esta trilogía, que no por nada tardé diez años en leer. Siempre que pasa algo pasa en el momento indicado.

Dice Don Juan:


"Para ser un guerrero un hombre debe estar, antes que nada, con justa razón, terriblemente consciente de su propia muerte. Pero preocuparse por la muerte forzaría a cualquiera de nosotros a enfocar su propia persona, y eso es debilitante. De modo que lo otro que uno necesita para ser guerrero es el desapego. La idea de muerte inminente, en vez de convertirse en obsesión, se convierte en indiferencia." 


"Sólo la idea de muerte da al hombre el desapego suficiente para que sea capaz de abandonarse a nada. Sólo la idea de muerte da al hombre el desapego suficiente para que no pueda negarse a nada. Pero un hombre de tal suerte no ansía, porque ha adquirido una lujuria callada por la vida y por todas las cosas de la vida. Sabe que su muerte lo anda cazando y que no le dará tiempo de adherirse a nada, así que prueba, sin ansias, todo de todo.
Un hombre desapegado, sabiendo que no tiene posibilidad de poner vallas a su muerte, sólo tiene una cosa que lo respalde: el poder de sus decisiones. Tiene que ser, por así decirlo, amo de su elección. Debe comprender por completo que su preferencia es su responsabilidad, y una vez que hace su elección no queda tiempo para lamentos ni recriminaciones. Sus decisiones son definitivas, simplemente porque la muerte no le da tiempo de adherirse a nada. 
Y así, con la consciencia de su muerte, con desapego y con el poder de sus decisiones, un guerrero arma su vida en forma estratégica. El conocimiento de su muerte lo guía y le da desapego y lujuria callada; el poder de sus decisiones definitivas le permite escoger sin lamentar, y lo que escoge es siempre estratégicamente lo mejor; así cumple con gusto y con eficiencia lujuriosa, todo cuanto tiene que hacer.
¡Cuando un hombre se porta de esa manera puede decirse con justicia que es un guerrero y que ha adquirido paciencia!"

"Cuando un guerrero ha adquirido paciencia, está en camino hacia su voluntad. Sabe cómo esperar. Su muerte se sienta junto a él en su petate, son amigos. Su muerte le aconseja, en formas misteriosas, cómo escoger, cómo vivir estratégicamente. ¡Y el guerrero espera! Yo diría que el guerrero aprende sin apuro porque sabe que está esperando su voluntad; y un día logra hacer algo que por lo común es imposible de ejecutar. A lo mejor ni siquiera advierte su acto extraordinario. Pero conforme sigue ejecutando actos imposibles, o siguen pasándole cosas imposibles, se da cuenta de que una especie de poder está surgiendo. Un poder que sale de su cuerpo conforme progresa en el camino del conocimiento. Al principio es como una comezón en la barriga, o un calor que no puede mitigarse; luego se convierte en un dolor, en un gran malestar. A veces el dolor y el malestar son tan grandes que el guerrero tiene convulsiones durante meses; mientras más duras sean, mejor para él. Un magnífico poder es siempre anunciado por grandes dolores."

"Cuando las convulsiones cesan, el guerrero advierte que tiene sensaciones extrañas respecto a las cosas. Advierte que puede tocar cualquier cosa que quiera con una sensación que sale de su cuerpo por un sitio abajo o arriba de su ombligo. Esa sensación es la voluntad, y cuando el guerrero es capaz de agarrar con ella, puede decirse con justicia que es un brujo y ha adquirido voluntad." 

"Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo de un guerrero. De nada sirve estar triste y quejarse y sentirse justificado de hacerlo, creyendo que alguien nos está siempre haciendo algo. Nadie le está haciendo nada a nadie, mucho menos a un guerrero."

"Un guerrero se sienta para hallar poder, no para llorar de pena. La pena no encaja con el poder. El ánimo de un guerrero implica que el guerrero se controla y al mismo tiempo se abandona. Es una técnica difícil." 

"Un guerrero crea su propio ánimo. Uno necesita del ánimo de un guerrero para cada uno de sus actos. De otro modo uno se achueca y se afea. Mírate tú mismo. Todo te ofende y te inquieta. Chillas y te quejas y sientes que todo el mundo te hace bailar a su son. Eres una hoja a merced del viento. No hay poder en tu vida. ¡Qué feo debe sentirse eso!
Un guerrero, en cambio, es un cazador. Todo lo calcula. Eso es control. Pero una vez terminados sus cálculos, actúa. Se deja ir. Eso es abandono. Un guerrero no es una hoja a merced del viento. Nadie lo empuja; nadie lo obliga a hacer cosas en contra de sí mismo o de lo que juzga correcto. Un guerrero está entonado para sobrevivir, y sobrevive del mejor modo posible"

Don Juan a Carlos Castaneda en "Una realidad aparte" y "Viaje a Ixtlan"


Por último, me crucé con este cartel, y se los regalo:


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