En su cumpleaños número 85, dos poemas de Gary Snyder.
Palta
El Dharma es como una palta!
Algunas partes tan maduras que no lo podés creer,
pero esto es bueno.
Y otras partes duras y verdes
sin demasiado sabor,
del agrado de aquellos a quienes los huevos
les gustan bien cocidos.
Y la piel es fina,
su gran semilla redonda
en el medio,
es tu propia Naturaleza Original―
Pura y suave,
casi nadie trata de partirla, abrirla
ni tratan de ver
si alguna vez crecerá.
Dura y escurridiza
da la impresión
de que deberíamos plantarla ―pero entonces
se escapa a través de los dedos ―
se aleja.
*
Dillingham, Alaska, bar del Sauce
Los taladros charlan llenos de barro y aire comprimido
por todo el globo,
en bares de techo bajo oímos las mismas nuevas canciones.
Todas las nuevas canciones,
en las cantinas del mundo.
Después de conducir la oruga. Cuando el camión
volvió a casa.
Caribú resbaló,
las patas delanteras se doblaron primero
bajo la cálida tubería petrolífera
instalada a un metro del suelo.
Sobre el piso de madera, vaso en mano,
reír y blasfemar con
la mujer de otro.
Tejanos, hawaianos, esquimales,
filipinos, trabajadores, siempre
al filo de una bronca,
en los bares del mundo.
Oyendo esas nuevas canciones de siempre en Abadan,
Naples, Galveston, Darwin, Fairbanks,
blancos o cobrizos,
bebiéndolo todo,
el dolor
del trabajo
de destruir el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario