2.3.12

El quinto sorbo





Justo cuando empecé a espaciar un poco el mate en casa para volver a degustar té, Juan me trajo uno increíble de Berlín: Ayurvedische Gewürzteemischung mit Schwarztee (?).
Con nuestro perfecto alemán estaríamos en condiciones de afirmar que es negro y ayurvédico, y también que tiene clavo de olor (reconozco ese aroma por ser de mis favoritos en té) y pimpollos (a simple vista).

Vicky me trajo de España un colador para hebras que es lo más adorable del mundo. En estos momentos, decenas de nerds adeptos al té mueren por tener uno, y estarían muy interesados también en adquirirlo los integrantes del grupo El robot bajo el agua. *risas*
Y me informaron que me espera otro té (blanco), al momento regalado de palabra, que aun no llegó a mis manos pero llegará muy oportunamente, justo cuando ando fan de las propiedades del té blanco así que feliz, porque tenía en saquito pero aun no en hebras.

Con todo eso, el difusor con forma de casita que me trajeron de Chile, la tetera del Barrio Chino, la caja de té que me hizo Pau y sigue albergando decenas de variedades exquisitas, las muchas muchas hebras y mis siempre queridos earl grey y té rojo, me voy preparando para un otoño-invierno encantador.

Si aun no están muy inmersos en la materia, pueden aprender sobre estos elixires en el blog de té que Mariana Jaroslavsky tiene en Perfil. Y recordad, amigos, las palabras de Jack Kerouac sobre la noble bebida en Los vagabundos del Dharma: "El primer sorbo es alegría, el segundo goce, el tercero serenidad, el cuarto locura, el quinto éxtasis". Un camino de ida.



2 comentarios:

  1. Y yo que estoy leyendo a Asimov! Lleno de robots!

    Tu blog me desafía: "Demuestra que no eres un robot". Estamos todos locos??

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