Iba a ponerme a trabajar en unos textos y abrí el winamp para elegir qué música poner. Siempre es una decisión importante y esta vez recayó en Fugazi; pensé que me iba a dar ánimos para encarar la cuestión con actitud. Eso fue hace una hora, todavía no escribí nada. Puse los nueve discos que tengo de Fugazi, 119 canciones, y justo la discografía empezó con Waiting Room así que primero me puse a bailar, después me dieron ganas de verlos y busqué un video en Youtube. Me quedé mirando enamorada, se lo pasé a Heber. Empezamos a charlar de cómo te llenan la vida, de cómo nos inspiró, de las veces que vimos el documental Instrument, de cuánta fuerza regalaron al mundo; de cómo hay que escucharlos a la mañana y es como meditar, de cómo hay que hacer y hacer y hacer. De cómo algo sencillo puede ser tan impresionante. Un yunque en la cabeza, la canción, la letra, la banda. No paro de escuchar Waiting Room, qué tema más sexy la concha de dior, dijo él. Guy Piccioto es lo más sexy del mundo. Habría que establecer esta canción como himno. Yo si fuera maestra la primera clase entraría al aula, le diría a los chicos que se saquen los guardapolvos y se paren de sus sillas, pondría este tema a todo volumen y los haría bailar y repetiríamos la letra hasta que el mensaje les quede como actitud de vida. Porque soy una chica paciente, espero espero espero espero, pero no me voy a quedar sentada en la sala de espera. Hay que levantarse, hay que bailar y volver a Fugazi, hay que hacerlo uno mismo, ¡¿POR QUÉ NO NOS PODEMOS LEVANTAR?!
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