Si para algo está sirviendo el #NIUNAMENOS es para que todos
pensemos y repensemos nuestras vidas, individuales y como sociedad (y puede que
sea lo mismo). La violencia llegó al límite de tolerancia por estos días y
tomar acciones para que no haya más machismo ni femicidios es algo que apoyo y
celebro. Desde que se largó la consigna a esta parte vi muchísima gente
plegándose, escribiendo pensamientos, compartiendo opiniones suyas y de otros
con los que se identifican. Y vi sacándose fotos o haciéndose cargo de la movida
a hombres que se creen muy caballeros por abrir una puerta o pagar una cena
pero son maltratadores seriales y a mujeres que se enamoraron o están enamoradas
de tipos que les gritan y les exigen, que imponen respeto con sus modos
violentos, que les mienten porque creen que pueden hacerlo, porque son hombres
y ellas aceptan, niegan y callan y siguen adelante porque quieren tener hijos o
tienen miedo a estar solas o porque son mujeres y ya.
Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra.
Quien no haya mandado un mensaje a la madrugada a una chica creyendo que tenía
derecho y quien nunca haya abierto la puerta por miedo a que el otro se enoje y no vuelva más. Quien no
haya cogido y dejado de llamar o de atender porque está establecido que “funciona
así”, quien no haya tenido miedo en algún momento de su vida de no gustarle a alguien
por no cumplir con los patrones de belleza que imponen los medios o no se haya
preguntado “qué hice mal?” justificando actitudes horribles.
Veo poniendo
#NIUNAMENOS a tipos a los que escuché decir guarradas a mujeres o sacando fotos
de culos en la calle, a varios que no entienden que una puede ser dulce, linda
y sexy por naturaleza ¡y hasta osar hablar con alguien! sin estar dando pie a algo
sexual.
Y a mujeres que salen con hombres que les gritan y que piensan que si
no están flacas o tienen el culo parado no merecen que nadie las quiera.
Y a
hombres, súper cancheros, que usan parte de la sensibilidad como un arma para
atraer a mujeres a la cama pero nunca socialmente, porque hay que ser bien macho o ni siquiera ellos se dan cuenta de que están en el horno.
Y a muchos
hombres y mujeres que se meten en cualquier relación porque no soportan estar
solos, ¿y si no se aman a sí mismos cómo van a amar a los demás?
Una vez me dijeron que cuando alguien dice “ese tipo es una
basura” en realidad lo que está diciendo es “mirá qué bueno soy soy”. Es la
necesidad de marcar la diferencia y sentirse seguro; de reafirmarse en
conceptos por miedo a ser eso otro. Vi estos días mucho texto de mujeres afirmando
que ahora al tipo que les diga algo en la calle van a pegarle un sopapo y a muchas
embanderarse en la venganza porque “ahora los hombres van a ver de qué somos
capaces”. Violencia engendra violencia. Yo creo que somos mujeres, como la
tierra, capaces de dar vida, de amar y enseñar a amar. Que somos fuertes,
podemos defendernos y gestar un cambio como gestamos tantas cosas increíbles y
geniales. Y que las cosas van a cambiar de raíz cuando nos hagamos cargo de que
-mal que nos pese o bien que nos guste- todos somos iguales. Estamos hace siglos
entre todos criando machistas y es momento de hacernos cargo como sociedad, de
buscar la igualdad desde la diferencia, de gritar de corazón #NIUNAMENOS y
también #NIUNOMÁS, porque creo que ningún pibe nace abusador, violador ni
asesino y hay que ayudar a ambas partes, hay muchos hombres y mujeres incapaces de amar y
ser felices, está lleno de gente triste y violentada con el cerebro quemado por
su historia personal, gente que no sabe recibir una caricia y necesita recurrir
a la fuerza porque es su forma de comunicarse. Gente con familias rotas (formal
o secretamente) que cenan a Tinelli desde hace diez años y gente que se jacta de
no consumir Tinelli pero traga y expande el mismo mensaje decorado con una
intelectualidad brillante pero carente de inteligencia emocional. Ahhh.
Suspiro. Golpes para que el otro aprenda. Guarrada para que sepa qué buena que
está. Acceder a hacer cosas –sexuales y de otros tipos- que no se quieren hacer
para no perder al otro. Colores y juguetes para nenes y para nenas. Para donde
miremos estamos llenos de mierda y amor –mucho tan mal entendido- y hay
urgencia.
Necesitamos leyes, estadísticas para dimensionar
concretamente el problema, educación, contención a las víctimas. Necesitamos perdonar,
que no es justificar ni permitir que siga pasando algo sino comprender, liberarse
a uno mismo y estar en paz. Y necesitamos coherencia en la vida cotidiana, de
lo chiquito a lo enorme, para que el 3 de junio la calle no esté llena de gente
que la semana próxima vuelva a caer en algunas de las mismas reglas machistas y milite por la siguiente consigna que se ponga de moda y
siga sufriendo y haciendo sufrir, violentando y violentándose, maltratando y
dejándose maltratar.
Ni una menos. Ni uno más.