27.12.10

Estas semanas (o este mes)

Hicimos "La constancia emocional" en Tu Rito. La muestra final del taller de poesía con Ceci Pavón. Vinieron a leer Flor Romano, Belén Ianuzzi y Fernanda Laguna. Hicimos guirnaldas de poesías para colgar en las paredes e inflamos globos con forma de corazón. Las chicas de "Eat me" sirvieron tragos de verano y bocaditos sabrosos. Vinieron muchos amigos, algunos cuya presencia me sorprendió (alegró) mucho, como la de Luciana, Maite y Carlos (más conocido como Amanda). Se desarrolló todo con espíritu poético y femenino, tan apacible que dio gusto.


Una semana antes de Navidad festejamos con una docena de amigos la FalsaNavidad. Establecimos las 2 de la madrugada como la medianoche. Vinieron a casa, preparamos tragos, cenamos, charlamos, brindamos y nos entregamos los regalos del amigo invisible: juguetes. Le dimos uso a todas las botellas que había acumulado en mi casa a lo largo del año, recibidas de regalo. Los 3 vodka, las 4 champañas, ron, tequila, whisky. Amanecimos bebiendo y riendo y conversando y nos despedimos contentos porque habíamos decidido que fue un año muy bueno entre nosotros y eso había que festejarlo, y así fue nomás.


Me junté a hacer fanzines a mano con las chicas, sentadas en el piso del patio de la casa de Dani una nochecita de calor infernal. Charlamos de todo un poco. Ellas sobre todo de cosas trascendentales como tener hijos, y yo esa parte la escuché con admiración femenina, como testigo de algo mágico. Lacramos sobres, casi quemamos todo, comimos empanadas, armamos y numeramos 100 ejemplares de "Planes secretos para conquistar el mundo" que quedaron hermosos. Nos declaramos en estado de felicidad por la concreción del proyecto.


Salí a beber con Nacho y Cris, dos de mis mejores amigos. Caímos al Rodney y pasaron los fernet y las cervezas en la veredita repleta de juventud con ganas de celebrar. Hicimos balance de año en voz alta, por turnos, y cuando me tocó decir dos cosas malas me costó mucho encontrarlas y eso me puso feliz. Repasamos diez años de amistad y terminamos con ganas de ir a bailar. No nos dejaron entrar en dos boliches porque ya estaba terminando todo así que nos fuimos a lo de Cris. Pusimos música, fumamos, bailamos cumbia y hits ochentosos como en una disco. Fue una de las mejores fiestas del año.


Nos reímos mucho en la redacción. Vino Julita a hacer una suplencia, J.M. estuvo jocoso como siempre, Jacinto vino a diario, repartieron una hoja con las mejores frases del año dichas en la redacción, compiladas con suma atención periodística. Recibí nuevas propuestas, me entregué a los cambios. Estuve tan pilas que, además de editar, escribí unas 4 notas para la revista, y escribí una para L.Planet y escribí la nota de tapa de Cielos. Me cansé, pero sentí un profundo placer al escribirlas y saber que hago lo que me gusta.

Leí "Atrapa el pez dorado", de David Lynch. Fue una tardecita tirada en la cama, de corrido, con el gato durmiendo al lado mío. Es cortito y al pie, me llenó de alegría y me dejó repleta de ganas de hacer. Cuando leí la última página lo cerré y me puse a llorar. Lo abrí de nuevo y volví a leer esa página. Lo volví a cerrar y me quedé pensando un rato sobre toda esa información. Después agarré unas lapiceras y marcadores y escraché todo el libro. Marqué mis frases favoritas y le hice dibujos. En la retiración de contratapa le puse "Leyeron este libro: Ceci". Y después se lo di a Sazy para que se lo lleve a Tucumán y lo lea y haga lo mismo y se lo de a otra persona y lo lea y haga lo mismo y así hasta que vuelva a mí y mucha gente haya descubierto cómo atrapar al pez.

Salí del trabajo y caminé hasta Una.casa. Entré y me senté en el patio, en el piso, al lado de C. Conversamos mientras nos caían encima gotitas de agua de un aire acondicionado. Bajamos al sótano. Rosario Bléfari y su guitarrista hicieron un repertorio que llenó el ambiente de belleza. El público éramos unas veinte personas. Rosario estaba sentada en un banquito, y el escenario no existía, pero estaba enmarcado por bonetes de cumpleaños y papelitos; muchos papelitos tirados en el piso con palabras escritas. En un momento, en una canción, a Rosario se le hizo una laguna con la letra. Dijo que los papelitos eran una "trampa-confusión" porque mientras ella cantaba y miraba el piso todos los papelitos le decían "¡cantame a mí, cantame a mí!", llevándola al caos. Hubo un intervalo en el que subimos al patio y llegó M. y compramos una cerveza y vimos la segunda parte y nos fuimos los 3 caminando, desde San Telmo hasta Plaza Once, con parada en Pirilo en busca de unas porciones de pizza, conversando y riéndonos.


Y todo eso fue un poquito. También tuve hermosas conversaciones con gente como Maite y como Euge. También dibujé con R.M. y cenamos y tomamos helado. Vi "El marido de la peluquera". Festejé Navidad con mi familia. Recibí una carta por correo. Hice planes para la primera semana de enero. Estrené vestidos. Hice ocho corazones de origami. Fui a dejar toallas al lavadero y una nenita china se me acercó, me agarró de la mano y me sonrió enorme.



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1 comentario:

  1. qué balance! que el 2011 nos encuentre unidos y dominados por la felicidad

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