Nacer-morir-nacer...

Ayer u hoy a la medianoche brindé con micheladas y margaritas. Pensé en mis abuelos Ramón, Dionisio y Ana. Pensé en mi amiga Sole. Y pensé en los que se fueron estas dos últimas semanas tan fuertes. Festejé que ya hubieran trascendido esta dimensión horrible y hermosa y cuando volví a casa vi mensajes de mis amigos mexicanos diciéndome que se me esperaba por allá para festejar, como el año pasado, cuando llegué al DF el Día de los Muertos. Estoy dispuesta a ir apenas pueda. Un lugar donde la muerte y las penas de amor se festejan es un lugar sabio. Como sea, anoche hemos brindado y, además, la semana pasada Flor me trajo unos muñequitos de Guatemala que anoche, cuando dormí, se llevaron mis penas. Y me quedé pensando nomás, que un lugar donde la muerte y las penas de amor se festejan es un lugar que entiende que el momento es eterno. Yo soy momento y vida y muerte y festejo. Festejo todo, porque todo es parte de esto.

De Agua Viva, de Clarice Lispector (un libro cuyas 80 y pico de páginas pueden leerse seguidas como un mantra):

"Me levanté. El tiro de gracia. Porque estoy cansada de defenderme. Soy inocente. Hasta ingenua porque me entrego sin garantías. Nací por Orden. Estoy completamente tranquila. Respiro por Orden. No tengo estilo de vida: alcancé lo impersonal, que es tan difícil. Dentro de poco la Orden vendrá a mandarme a sobrepasar lo máximo. Sobrepasar lo máximo es vivir el elemento puro. Hay personas que no aguantan: vomitan. Pero yo estoy habituada a la sangre".

"¿Tendré que morir de nuevo para nacer? Lo acepto.

Voy a volver a lo desconocido de mí misma y cuando nazca hablaré de "él" o "ella". Mientras tanto lo que me sustenta es el "aquello" que es un "it". Crear de sí mismo un ser es muy grave. Estoy creándome. Y andar en la oscuridad completa en busca de nosotros mismos es lo que hacemos. Duele. Pero es dolor de parto: nace una cosa que es. Se es. Es duro como una piedra seca. Pero el núcleo es it blando y vivo, perecedero, períclito. Vida de materia elemental."